Madre que amamanta: Cautela con ciertos alimentos

Las proteínas de la leche y sus derivados se han relacionado con alergias alimentarias mucho más que con otros alimentos.

Lácteos y sus derivados 

Una mujer con funcionamiento intestinal normal y que se alimente  saludablemente antes y durante la gestación, probablemente sólo necesitará continuar con su alimentación sin ningún cambio después del parto. Pero ante la prevalencia tan alta de cólicos y de RGE en los bebés durante las primeras semanas o meses de vida, es recomendable que una madre que amamanta tome ciertas precauciones, sobre todo si antes o durante la gestación, tuvo algunos problemas digestivos o los tiene en el posparto mediato.

Las proteínas de la leche y sus derivados se han relacionado con alergias alimentarias mucho más que con otros alimentos. Por consiguiente, se sugiere evitar de manera radical en la dieta de una gestante: leche líquida, queso, yogures, bebidas lácteas, helados con leche y cualquier alimento que contenga leche, al igual que suplementos.

Las razones por las cuales las madres que amamantan deben evitar los lácteos son las siguientes:

  1. La leche de vaca puede tener reacciones cruzadas con la leche materna, de hecho, comparten la mayor parte de las proteínas.
  2. Si no hay una buena tolerancia de la leche por parte de la madre, ella necesariamente sufrirá síntomas de mala digestión y disbiosis intestinal, dos problemas que pueden alterar la armonía del sistema inmune intestinal del bebé
  3. Si la madre sufre algún problema alérgico importante, es probable que su sistema inmune haya afectado el funcionamiento del sistema inmune del feto durante la gestación. De ahí que se recomienda una formula especial cuando la madre no puede amamantar a su bebé y ella sufre de alergias.

En el primer caso, si la madre tiene una respuesta alérgica a las proteínas de la leche de vaca, es posible que el bebé termine por desarrollar una alergia a las proteínas de este alimento; el problema es que puede haber reacciones cruzadas con la leche materna, de tal manera que el niño termine por ser alérgico a las proteínas de la leche de su propia madre.

No es tan infrecuente que pese a todas las restricciones alimentarias de la madre, incluyendo los lácteos, el bebé alimentado con leche materna defeque con moco y pintas de sangre, tenga cólicos, regurgitaciones, flatulencia y heces líquidas. Una de las explicaciones es la intolerancia a las proteínas de la leche de su propia madre. La otra explicación es la intolerancia a las proteínas de algunos alimentos que come la madre.

Lo contrario también lo vemos los pediatras. El niño mejora de sus cólicos y del vómito, tan pronto la madre suspende los lácteos y derivados y ciertos alimentos considerados alergénicos.

Hasta hace pocos años, era casi considerada una mala práctica nutricional del pediatra que se atrevía a suspender los lácteos, yo fui un pionero en ese entonces. Ahora la generalidad de los pediatras los suspende en todos los niños que sufren de cólico del lactante de reflujo o de regurgitación.


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