Los cólicos y el reflujo gastroesofágico del bebé, cómo prevenirlos y tratarlos desde la alimentación materna.

Varias alteraciones inmunológicas adquiridas durante la gestación pueden predisponer al cólico y al reflujo gastroesofágico del bebé en los primeros meses de vida

Varias alteraciones inmunológicas adquiridas durante la gestación pueden predisponer al cólico y al reflujo gastroesofágico del bebé en los primeros meses de vida, sin embargo, hay otros factores posnatales que también pueden promover estos problemas, uno de ellos es la alteración de las bacterias del intestino del bebé. 

La calidad de las bacterias intestinales del recién nacido, o del lactante en sus primeros meses de vida, depende básicamente de los siguientes factores:  

  1. Alimentación del bebé: con leche materna o con fórmula.
  2. Modo de nacimiento: cesárea o parto vaginal. 
  3. Uso de antibióticos en la mujer embarazada o en el bebé.

El parto por cesárea reduce la colonización del intestino del bebé por bacterias buenas. La alimentación con leche de fórmula y los antibióticos fomentan el crecimiento de ciertas bacterias malas o poco amigables con el sistema inmune y sólo la leche materna y el parto vaginal, inducen el crecimiento de bacterias buenas en el intestino del recién nacido.  

Pero hay otro problema por resolver. Hasta hace poco tiempo se consideraba que la leche materna era estéril, sin embargo, los investigadores han encontrado algo sorprendente:  La leche materna aporta, desde el mismo momento en que se produce el calostro, bacterias que se van a sembrar en el intestino del bebé, que luego serán las semillas de algo muy importante para la salud intestinal y general de todo ser humano  -  la microbiota intestinal. 

Se asume, según los investigadores, que las bacterias de la leche materna provienen del intestino de la madre, de tal manera que la calidad de las mismas en la leche materna también dependerá de la calidad de las bacterias intestinales de la madre. En ese sentido, la calidad de las bacterias intestinales de la madre que amamanta dependerá básicamente de cuatro factores:  

  1. Estado de salud intestinal. 
  2. Peso corporal.
  3. Dieta habitual.
  4. Estados anímicos alterados, por ejemplo, estrés, ansiedad o depresión posparto.  

De estos, quizá los factores más importantes que definen la calidad de las bacterias son los tres primeros, pero puede haber una sumatoria que incremente las bacterias intestinales malas de la madre; por ejemplo, muchas madres tienen problemas digestivos como estreñimiento, reflujo gastroesofágico, flatulencia, llenura y distintos síntomas de mala digestión, pero a la vez son obesas o están estresadas porque su bebé tiene cólico y seguramente, su alimentación no es muy saludable porque consumen  carbohidratos en exceso,  grasa saturada,  grasas trans por los comestibles fritos y habitualmente alimentos que tienen poca fibra. 

Todas las condiciones anteriores producen malas bacterias en el intestino de la madre que amamanta, y serán estas bacterias las que viajarán por los vasos linfáticos o por la sangre materna hasta la glándula mamaria y de ahí al intestino del bebé, donde serán causas de cólicos y alteraciones del sistema inmune del intestino del niño, alteraciones que a futuro darán origen a varias enfermedades intestinales, alergias y trastornos neurológicos, entre otros.   

En ese orden de ideas, toda gestante debe tener un estilo de alimentación saludable, antes, durante y después de la gestación. El parto debe ser de un modo natural por la vía vaginal y el bebé debe ser alimentado exclusivamente con leche materna en los primeros meses de vida.  

Cuatro conclusiones importantes

Primera: No es cierto que la madre que amamanta a su bebé pueda comer lo que se le antoje sin tener en cuenta las normas de una alimentación saludable. Los malos hábitos alimenticios de la madre promueven un mal funcionamiento intestinal de ella y de su bebé, además del crecimiento de bacterias intestinales malas en el intestino de su pequeño hijo. 

Segunda: La alimentación exclusiva con leche materna es el alimento ideal para el bebé en los primeros meses de vida. La leche de fórmula en los primeros meses de vida es un sustituto que puede ser causa de varias enfermedades en el niño.

Tercera: La madre debe tener en lo posible un plan de alimentación individualizado, especialmente cuando ella tiene síntomas de mala digestión. No todo lo que se dice saludable lo es para todo el mundo.

Cuarta: Es necesario reducir carbohidratos y grasa saturada, y aumentar alimentos ricos en fibra en caso de obesidad materna.


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